domingo, 27 de noviembre de 2011

Lucha Social

Los inconformes se estaban reuniendo en la explanada dedicada al Gran Héroe, en los límites de la zona centro de la capital.  En su mayoría, llegaban en enormes camionetas de lujo con vidrios polarizados, que al pararse desordenadamente junto a la acera provocaron en un santiamén un severo congestionamiento vehicular en ese caluroso día de verano.  Improvisadas mantas con inflamadas frases pintarrajeadas entre horrores ortográficos empezaron a surgir por encima de las cabezas de los manifestantes, mientras que los penetrantes murmullos fueron dando paso a estridentes consignas dirigidas por un apasionado orador a través de un altoparlante y coreadas por la multitud.
De repente, otra camionetona llegó patinando hasta el mismo borde de la acera, despostillando un poco más los ya dañados adoquines que la recubrían.  Se abrieron bruscamente las puertas y descendieron a toda carrera un tipo elegante y acicalado con un objeto cilíndrico en la mano, y otro desaliñado que llevaba un gran bulto en el hombro, dirigiéndose ambos de inmediato hacia el grupo más compacto de manifestantes.  A su paso se escucharon voces de alarma, y no faltó quien gritara que llevaban explosivos, pero ellos se encargaron de desmentirlos con energía:
-¡Abran paso, señores!  Somos de la Prensa.
Llegaron jadeando al centro de la plaza, y empezaron a buscar a alguien.
-¡Mira!-, dijo el camarógrafo: -Ese de ahí debe ser el tal Güicho.
En la dirección señalada aparecía un tipo bajo y fuerte que daba indicaciones a los que estaban a su alrededor, tratando de organizar ese caos monumental.  El reportero se encaminó hacia allá de inmediato.
-¡Oiga!-, llamó cuando estuvo junto a él.  -¿Es usted Luis Cisneros?
Mirándolo con desconfianza, el bato preguntó con brusquedad:
-¿Quién lo busca?
-Soy Carlos Llorente ¿Acaso no me reconoce?-, dijo el periodista, enseñándole el enorme micrófono que llevaba en la mano, mientras el camarógrafo preparaba su equipo.  -Seguramente me habrá usted visto en la tele.  Vengo a hacerle una entrevista para el noticiario nocturno.
-¿Listos?-, dijo el camarógrafo sin más, poniéndolos en foco.  -Cinco... cuatro... tres... dos... uno...
Con perfecta coordinación, producto de largos años dedicados al periodismo, el locutor dirigió una sugerente mirada a la cámara y habló:
-Buenas tardes, estimado teleauditorio.  Me encuentro en la explanada del Libertador, justo al pie del monumento que lo honra, para cubrir los acontecimientos relacionados a este importante movimiento social; y justamente estamos aquí con el principal promotor y presunto líder de este movimiento, que amablemente ha accedido a charlar con nosotros con la comprensible condición de salvaguardar su identidad.
Dirigiéndose al Güicho, que a toda prisa se cubría la cara con un pasamontañas, le preguntó:
-Buenas tardes, licenciado.  Dígame usted, ¿por qué se están reuniendo aquí todas estas personas?
-Buenas tardes, Don Carlos.  Estamos aquí porque queremos luchar por nuestros derechos laborales.  Estamos cansados de la prepotencia y abuso con que somos tratados por nuestros patrones.  Exigimos un trato digno y peleamos por un tabulador salarial justo, además de la obtención de las más elementales prestaciones, como son aguinaldo, vacaciones pagadas y reparto de utilidades, Seguro Social e Infonavit, como sucede con todos nuestros compatriotas trabajadores.
-No puedo negar que sus demandas suenan muy justas-, dijo el entrevistador con cara de comprensión.  -Por cierto, se dice que usted anteriormente pertenecía al sindicato de la desaparecida Compañía de Luz.  ¿Es cierto eso?
-Si, señor.  Soy aún parte de ese heroico grupo de trabajadores a los que el gobierno inhumano y opresor ha privado de su derecho elemental a tener un trabajo digno.  Como Usted sabe...
-Sí, sí-, interrumpió Llorente con brusquedad.  -Nos damos perfecta cuenta de la situación de aquella gente.  Sin embargo, nuestro auditorio merece estar informado sobre sus movimientos.  Fíjese que los vecinos y comerciantes a lo largo de la ruta que van a seguir en la marcha que están por comenzar nos han manifestado en nuestra cuenta de Twitter su preocupación por los daños que puedan ustedes ocasionar en el camino.  ¿Qué nos dice al respecto?
El Güicho respondió con una estudiada expresión de horror:
-¡Uff!  Pues que no teman.  Nuestro pleito es contra el Gobierno y la Patronal, por lo que nosotros seremos respetuosos de la ciudadanía.  ¿Cómo cree que vamos a pintarrajear fachadas o a romper vidrios?  ¡Ni que fuéramos maestros!
-¿Y no temen una agresión de las fuerzas del orden?-, insistió el entrevistador.
-¡Claro que no!  Nuestros colegas son concientes de que en cuestiones de lucha social todos estamos del mismo lado.  ¡Es más!  Hasta podrán ellos en el futuro aprovechar nuestras conquistas para demandar con más fuerza las suyas.
-¿Los cuerpos policíacos son sus colegas?
-Por supuesto.  Aparte del hecho de que nuestras actividades laborales son muy semejantes, hay cantidad de ellos que cobran también en las nóminas de nuestros patrones.
Señalando a la multitud que los rodeaba, para permitir que el camarógrafo abriera la toma y mostrara a los televidentes algunos aspectos del mitin, el reportero preguntó:
-Vemos en muchas de las mantas las siglas S.U.T.O.C., que supongo se refieren al nombre que pretenden para su organización.  ¿Puede decirnos qué significan?
-Es el Sindicato Único de Trabajadores de Organizaciones Criminales, Similares y Conexas de la República, en pie de lucha por los derechos de pistoleros, narcomenudistas y demás delincuentes...

1 comentario:

  1. Tus escritos siempre tienen una carga que me gustan.
    Feliz y fructifero 2012

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